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La Inclusión del Farmacéutico como Estrategia para Reducir los Errores de Medicación

Por Elsa Denisse Coria Velazquez

En la actualidad, los medicamentos son parte esencial del tratamiento de los pacientes, gracias a sus características físicas, químicas y biológicas, son capaces de prevenir, rehabilitar o curar las enfermedades, malestares pasajeros o crónicos. Acudimos a ellos porque confiamos en sus efectos terapéuticos, y confiamos en que cuando un médico, que es un profesional de la salud, nos receta uno o varios de ellos, estos actuarán de forma en que logremos obtener sus beneficios.

Sin embargo, cada uno de los medicamentos conllevan el riesgo de alterar nuestra salud, estos riesgos pueden ser desde efectos esperados, como un antihipertensivo que baje nuestra presión más de lo esperado, hasta efectos no previstos como una reacción alérgica a un antibiótico.  Están también las interacciones medicamentosas, una interacción medicamentosa es una reacción entre dos (o más) medicamentos o entre un medicamento y un alimento, una bebida o un suplemento y estas pueden afectar la manera cómo funciona un medicamento o causar efectos secundarios indeseados. Por ello es imprescindible que los médicos consideren, los signos, síntomas y características de cada paciente, a través de una valoración médica adecuada, cada una de las prescripciones que emiten al paciente en una receta.

A pesar de los beneficios que tienen los medicamentos existe un uso inadecuado de los mismos, lo cual, tiene serias consecuencias médicas, sociales y económicas. Esto ha llevado a la OMS y consecuentemente, a los Ministerios de Salud a promover el Uso Racional de los medicamentos.

Se le llama Uso Racional de medicamentos al proceso que comprende la prescripción del medicamento apropiado, de eficacia y seguridad demostradas científicamente, de acuerdo a la fisiopatología de la enfermedad diagnosticada, en la dosis correcta y solo por el tiempo que sea necesario, previa evaluación de la relación riesgo-beneficio y bajo control de un riesgo controlado, un costo razonable, y con el acuerdo y la adhesión del paciente (Carrasco, 2020).

Cuando se trata de su uso racional, este proceso comprende una responsabilidad compartida entre el médico prescriptor, el farmacéutico dispensador, hasta el mismo paciente y/o familiar. 

 Dentro de los factores que influyen en el uso irracional de medicamentos, se encuentran la falta de capacitación del prescriptor, falta de información objetiva sobre los medicamentos, creencia inequívoca de la eficacia de los medicamentos, prescripción excesiva o innecesaria, prescripciones incompletas, o prescripciones erróneas, o por exceso de trabajo en las instituciones de salud pública.   Por parte del paciente influye la desinformación sobre los medicamentos, las creencias erróneas, las demandas y/ o expectativas del paciente. Así mismo por parte de la industria se identifica que pueden hacer promoción engañosa que promueve su uso sin una revisión médica previa.

Cuadro 1. Ejemplos de problemas en la prescripción.
Los problemas en la prescripción son los principales “errores de medicación” identificados en los resultados de las investigaciones publicadas referentes a la seguridad del paciente (Fajreldines, 2021).

Según Otero y Col. en su informe “Errores de medicación: estandarización de la terminología y clasificación” (Otero MJ, 2003) los errores de prescripción representan el 47% de los errores, un 34% para medicamento incorrecto, un 28% para dosis incorrecta.

Cabe mencionar el caso de los pacientes geriátricos que  a pesar de que la evidencia en cuanto a polifarmacia y prescripción inapropiada de medicamentos, en la literatura mundial se han documentado consecuencias negativas en la salud del adulto mayor como: reacciones adversas a medicamentos que ocasionan hasta un 10 % de consultas a urgencias y hasta en un 38 % amenazan la vida (Gurwitz JH, 2003) interacciones medicamentosas que se presentan en un 35 a 60 % de los casos y aumentan exponencialmente con cada medicamento (Shah BM, 2012). 

Se define como error de medicación como cualquier incidente prevenible que puede causar daño al paciente o dar lugar a una utilización inapropiada de los medicamentos, cuando éstos están bajo el control de los profesionales sanitarios o del paciente o consumidor. Según la definición del National Coordination Council for Medication Error Reporting and Prevention (NCCMERP).

Según el informe del Institute of Medicine (IOM) de 1999 los errores de medicación (EM) son responsables de una de cada 854 muertes en pacientes hospitalizados. (Kohn LT, 1999)

Es importante comprender que los errores de medicación, están directamente relacionados con los errores en el sistema, y no únicamente con la negligencia del profesional de la salud o en este caso, el médico prescriptor. Por eso, es necesario identificar las fragilidades existentes en el proceso de medicación y adoptar medidas preventivas.

 Se han realizado diversas revisiones sistemáticas que giran en torno a la problemática de los errores de medicación, algunas enfocadas a detectar las intervenciones efectivas del farmacéutico para reducir el número de errores de medicación, además del empleo de expedientes clínicos informáticos que permitan la prescripción electrónica de los medicamentos. (Eslami S, 2008)

Además de las ventajas en la farmacoterapia del paciente, el factor económico también se beneficia con la inclusión del farmacéutico en el equipo de salud, como lo demostraron en un estudio realizado en Irán, Khalili et al. (2012), al demostrar una disminución del 3.79% en el costo de la medicación de pacientes hospitalizados en una unidad de enfermedades infecciosas, en comparación con los datos de un año anterior al estudio, cuando el equipo de trabajo se conformaba por médicos y enfermeros. Cabe destacar el interés de los países en vías de desarrollo en la promoción del uso seguro de los medicamentos, al incluir un farmacéutico en el equipo de trabajo.

En México, el 11 diciembre 2019, El Senado de la República aprobó una minuta que reforma el artículo 79 de la Ley General de Salud, con la finalidad de que el campo de la farmacia se incluya en el ejercicio de actividades profesionales y se requiera el título profesional para ejercer esta actividad. 

En el National Quality Forum se definió que “el liderazgo del servicio de farmacia es el elemento clave para el éxito de un programa de seguridad en la medicación”. Este liderazgo asegura un enfoque multidisciplinario e integrado para lograr la seguridad de la utilización de los medicamentos.

Simultáneamente al crecimiento de la industria farmacéutica en las últimas décadas, aparecieron nuevos campos profesionales para el farmacéutico, como el seguimiento farmacoterapéutico, la validación de la prescripción, la farmacovigilancia y la atención farmacéutica en sí. En estos campos, el farmacéutico concentra su compromiso en el paciente y sus medicamentos, de esta manera se incorpora como miembro inseparable de los equipos de salud, y con ello se inicia una nueva etapa.

La validación de la prescripción o idoneidad de la prescripción como es definida en el  Diario oficial de la Federación es el proceso del Profesional Farmacéutico que analiza y evalúa la(s) indicación(es) farmacológicas que todo paciente estará recibiendo durante su estancia hospitalaria, para que dicha indicación sea la mejor, tomando en cuenta los factores farmacológicos y los factores fisiológicos del paciente.  (DOF, 2020)


Esta tiene como objetivo funcionar como una Barrera de Seguridad, analizando cada una de las prescripciones antes de ser administradas al paciente, y así reducir los riesgos de presentar eventos adversos debido al uso de medicamentos.  

El seguimiento farmacoterapéutico, definido por el  Foro de Atención Farmacéutica como “el servicio profesional que tiene como objetivo la detección de problemas relacionados con medicamentos (PRM), para la prevención y resolución de resultados negativos asociados a la medicación.” implica un abordaje integral de los problemas de salud del paciente de forma continuada, sistematizada y documentada, con tal de alcanzar resultados concretos que mejoren la calidad de vida del paciente y asumiendo la responsabilidad de sus necesidades. Entre los objetivos de realizar el seguimiento farmacoterapéutico destacan: 

  • Identificar problemas relacionados con los medicamentos para poder prevenir y actuar ante resultados negativos asociados a la medicación. 
  • Optimizar la efectividad y seguridad de los tratamientos.
  • Hacer un uso racional de medicamentos.
  • Registrar y documentar la intervención profesional.
  • Mejorar la calidad de vida de los pacientes.

SFT conlleva una monitorización y evaluación continuada de los efectos de los medicamentos en los pacientes, por lo que se considera una actividad clínica. Esto implica utilizar y medir variables clínicas (síntomas, signos, eventos clínicos, mediciones metabólicas o fisiológicas) que permitan evaluar la eficacia y seguridad de la farmacoterapia.

El seguimiento farmacoterapéutico es un proceso cíclico, cuyas bases incluyen:

  • Ofrecer y explicar el servicio al paciente.
  • Análisis de situación: entrevista farmacéutica, estado de situación, fase de estudio, fase de evaluación
  • Elaboración de un plan de actuación en base a los datos obtenidos
  • Evaluación y seguimiento del paciente, con sucesivas actualizaciones y revisiones en el plan de actuación.
El impacto humanístico de un seguimiento farmacoterapéutico correcto es fundamental. Y puede ayudar a reducir hasta más del 50% de los errores de medicamentos que pueden llevar a un evento adverso hacia el paciente.  (M. J. Faus Dáder, 2012).

La farmacovigilancia puede definirse como el estudio de la seguridad de los fármacos en las condiciones de uso de la práctica clínica en grandes comunidades (Mann RD, 2002). Si bien otras definiciones amplían el ámbito de la farmacovigilancia e incluyen, además, el desarrollo clínico y preclínico de los fármacos, la farmacovigilancia es, en rigor, una actividad de salud pública destinada a analizar y gestionar los riesgos de los medicamentos una vez comercializados (De Abajo Iglesias FJ, 2003). La mayor importancia de la farmacovigilancia radica en el hecho de que el que se haya registrado un nuevo medicamento no significa que se conozca todo sobre el mismo: los ensayos clínicos precomercialización se realizan en un número de pacientes que resulta insuficiente para detectar una reacción adversa poco frecuente. Las sospechas de reacciones adversas son notificadas por los profesionales sanitarios, donde son codificadas, evaluadas y remitidas al Centro Nacional de Farmacovigilancia, a su vez, las envía al Centro Internacional de la OMS en Uppsala, cuyo objetivo principal es la detección precoz de las reacciones adversas nuevas de los nuevos medicamentos y vigilar las reacciones adversas graves y raras de todos los medicamentos, alertando a las autoridades sanitarias. 

El profesional farmacéutico está facultado para reconocer, detectar, evaluar, registrar y notificar todas las sospechas de reacción adversa que detecte en los pacientes, así como de promover y orientar al paciente a reportar los efectos adversos de los medicamentos.

El farmacéutico es capaz de continuar con un control más estrecho de los medicamentos en los grupos donde se observa polifarmacia,  como el caso de adultos mayores,  y en la comercialización de medicamentos o fármacos nuevos.

  En el caso de farmacia hospitalaria el farmacéutico es capaz de hacer la búsqueda intencionada de reacciones adversas a medicamentos ya que tiene acceso a la información de los signos y síntomas en el expediente clínico y al paciente a quien puede elaborar una entrevista y /o visita farmacéutica durante su estancia hospitalaria, esta información le puede proporcionar detonantes sospechosos de efectos adversos producidos por los medicamentos. 

El proceso de detección de sospechas de reacción adversa a medicamentos es entendido como una actividad de atención farmacéutica fundamental para mejorar los resultados del uso de los medicamentos.

Además de estas aportaciones un profesional farmacéutico tiene la capacidad de:

▪ Diseñar e implantar actuaciones dirigidas a mejorar la seguridad del sistema de dispensación fomentando el uso racional de los medicamentos para prevención de errores y la segura manipulación del fármaco por parte del paciente.

▪ Evaluar y seleccionar medicamentos, así como participar en la elaboración de protocolos/algoritmos de uso de medicamentos, aportando información objetiva de eficacia, seguridad y eficiencia.

▪ Evaluar de forma crítica la literatura científica, extrayendo de la evidencia los datos necesarios para la toma de decisiones relacionadas con el tratamiento.

▪ Ejercer de consultor en farmacoeconomía para otros profesionales sanitarios y para los gestores sanitarios.

▪ Seleccionar la farmacoterapia del paciente de forma individualizada teniendo en cuenta su estado funcional, alergias, indicación del protocolo, cálculo de dosis según parámetros antropométricos, ajustes según situaciones clínicas, dosis máxima, medicación de soporte, indicación y árboles de decisión según patología y biomarcadores, interacciones, contraindicaciones, duplicidades terapéuticas y alertas relacionadas con la seguridad.

▪ Ser agente sanitario de referencia en la educación e información al paciente y cuidador sobre el tratamiento.

▪ Medir y evaluar resultados en salud.

▪ Participar en el diseño e implantación de sistemas de información del proceso farmacoterapéutico del paciente que incluya elementos de ayuda a la prescripción y a la administración, facilitando la trazabilidad.

Sabemos que “la seguridad del paciente es un pilar fundamental en la calidad asistencial” y que al momento de trabajar con medicamentos existe un grado de riesgo inminente de sus efectos. Por ello, uno de los objetivos de las organizaciones de la salud es promover el uso racional de medicamentos, para reducir el daño prevenible, y de manera secundaria reducir el error que es propio de la condición humana. Por lo tanto, el farmacéutico, quien está involucrado en todo el proceso de medicación, desde la selección y adquisición de medicamentos, la dispensación, evaluación de las prescripciones médicas hasta el monitoreo de los medicamentos, es una profesión cada vez más requerida para que las organizaciones de la salud funcionen, ganándose la confianza de garantía de seguridad del paciente.

La inclusión de las actividades cada vez más complejas y diversas de los farmacéuticos en las organizaciones de salud y en la salud pública demanda un continuo mantenimiento de sus competencias como profesionales sanitarios con experiencia y habilidades actualizadas.

El reconocimiento por parte de las autoridades sanitarias a nivel mundial de la capacidad para reducir los errores de medicación, hace del profesional farmacéutico un elemento clave para la seguridad y la calidad de atención del paciente. 


Elsa Denisse Coria Velazquez

Coordinadora de Farmacovigilancia del Hospital Ángeles

Estudiante del MBA Salud


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Imagen de Portada: Capilla de Lucile Packard Children’s Hospital Stanford

Bibliografía Consultada

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